La gran catástrofe provocada por la DANA en Valencia y Albacete recientemente, ha traído al primer plano de la actualidad las consecuencias que sucesos de este tipo tienen y que suponen la pérdida de vidas humanas y daños materiales multimillonarios que debe asumir el Consorcio de Compensación de Seguros, una institución que fue creada en el año 1941 y que cuenta por tanto con 83 años de historia con el objetivo de mutualizar el riesgo, que es su principal función. Diferentes cálculos realizados en las últimas semanas elevan hasta los 3 billones de euros los riesgos asegurados por el Consorcio solamente en comunidades de propietarios y viviendas.
Las primeras estimaciones de las compañías aseguradoras apuntan a que los daños ocasionados por la tragedia podrían ascender a los 5.000 millones de euros, prácticamente un tercio del Fondo de Garantía que tiene el Consorcio de Seguros y que medios económicos de carácter nacional cifraba en unos 15.000 millones de euros en 2023. De confirmarse finalmente las cifras previstas de indemnización, la DANA de octubre de 2024 se convertirá en el siniestro que más daños económicos ha causado en la historia de nuestro país.
Muchos de esos siniestros afectan a edificios y casas que han sufrido desperfectos, por el momento, muy complicados de cuantificar de manera exacta. Con el paso de las semanas, se irán haciendo las valoraciones oportunas.
Las comunidades de propietarios, por tanto, han sufrido daños muy importantes y en algunos casos irreparables.
Partiendo de la base de que una tragedia de la virulencia que se ha vivido en Valencia es muy complicada de paliar, es básico que las Comunidades de Propietarios cuenten con planes de emergencias que en la medida de lo posible contribuyan a minimizar los daños que un siniestro pueda llegar a ocasionar.
Gobierno central, comunidades autónomas y ayuntamientos tienen elaborados planes de emergencias para evitar los riesgos de inundaciones.
Las comunidades autónomas no son ajenas a una realidad que, en ocasiones, como se ha podido comprobar tristemente en Valencia tanto por las inundaciones provocadas por la DANA como por el incendio del edificio del Campanar, provocan tragedias irreparables en vidas humanas y daños económicos muy cuantiosos.
En ese sentido, es clave que las comunidades de propietarios elaboren, consensuen y aprueben sus propios planes de emergencia y que estén en plena consonancia legal con los planes de riesgos en vigor en sus propios Ayuntamientos.
Un buen plan de emergencia tiene que tener en cuenta de forma exhaustiva los riesgos que afrontan las comunidades de propietarios. El plan debe ser realista y estar muy bien estructurado para que sea eficaz y para que todas las partes afectadas sepan actuar de manera coordinada en caso de emergencia.
Un buen plan de emergencia debe tener tres puntos iniciales clave: cadena de mando, puntos de reunión y procedimiento de evacuación y medidas específicas para personas con la movilidad reducida. Estos puntos son las líneas básicas iniciales de un plan de emergencias adecuado.
A partir de ahí, los planes de emergencia de las comunidades de propietarios deben articularse en torno a medidas concretas, precisas y que, en todo momento, estén perfectamente claras y no den lugar a la interpretación.
Esta claro que una gran tragedia se lleva vidas y bienes por delante, por desgracia, pero un buen plan de emergencias puede ayudar a minimizar los daños y, sobre todo, salva vidas.
Foto de Sveta K: https://www.pexels.com/es-es/foto/gente-calle-paso-de-cebra-coche-8568719/