El verano es uno de los periodos más sensibles en materia de seguridad en las comunidades de propietarios en Madrid. Muchos pisos quedan vacíos durante semanas por el desplazamiento de sus habitantes hacia segundas residencias en la playa, las montañas o, simplemente, por vacaciones.
Julio y agosto son, por tanto, meses en los que hay que extremar las medidas de seguridad en nuestras viviendas y comunidades para evitar visitas indeseadas.
En ese sentido, es importante hacer algunas operaciones sencillas, pero claves en las zonas comunes, como revisar que los sistemas de iluminación funcionan correctamente y no existan zonas oscuras. Valorar el instalar sensores de movimiento puede ser una posibilidad interesante.
Es también una época en el que el uso de zonas comunes como los jardines, pistas deportivas y piscinas deben tener unas normas de uso muy claras para evitar usos no autorizados y también, por qué no decirlo, conflictos con los propietarios que pasan estas semanas estivales en sus propiedades.
Si tenemos claro quién puede acceder a nuestras zonas comunes durante este periodo de tiempo y todos estos espacios están perfectamente protegidos, iluminados y señalizados, el siguiente paso será garantizar la seguridad de los accesos a la finca. La idea es que las medidas de seguridad se extiendan no solamente a los accesos principales de la comunidad, sino también a los garajes y espacios reservados para trasteros, si estos existieran, de modo que se mantengan en perfecto estado de revista sus sistemas para evitar que estas zonas más expuestas se conviertan en el ‘agujero’ en nuestra comunidad de propietarios.
Por todo ello, es fundamental que los sistemas de seguridad como alarmas y cámaras de vigilancia estén actualizados y con todos los permisos activados, haciendo un mantenimiento preventivo durante los meses de primavera.
Una medida de seguridad muy sencilla, y que muchas veces no cumplimos, es asegurarnos siempre, pero más durante estas fechas, que la puerta de acceso principal al recinto permanece siempre cerrada. Instalar una cerradura de seguridad también puede ser una opción para valorar.
Si nuestra comunidad de propietarios cuenta con un portero físico, es importante comunicarle los movimientos de vacaciones o de alquiler de nuestro espacio para que esté informado e intensifique el control de entradas y salidas desconocidas.
No hay por qué obsesionarse con la seguridad, pero sí adoptar unas medidas mínimas para reducir el riesgo de sufrir un disgusto que conviertan nuestras vacaciones en un tiempo para olvidar.
Imagen:Mohamed Hassan en Pixabay