El agua es un bien muy preciado, pero también es escaso, por lo que tenemos que intentar ahorrar todo lo que podamos, tanto para reducir en lo posible las facturas de las comunidades de propietarios como para contribuir a un mundo más sostenible y ecológico. Este año, además, debido a la ausencia de lluvias durante este invierno, es probable que lleguemos al verano con menos agua en los embalses que otros años, por lo que el ahorro de consumo se hace aún más necesario. Para reducir el consumo de agua en las comunidades, hay varias cosas que podemos empezar a hacer ya.
El gasto de agua en las zonas comunes de las comunidades vecinales se concentra básicamente en cuatro aspectos: buen mantenimiento de las instalaciones, limpieza, zonas ajardinadas y piscina. Veamos qué podemos hacer en cada uno de ellos para reducir para consumir menos.
Buen mantenimiento de las instalaciones. Las instalaciones comunitarias tienen que estar siempre en buenas condiciones, pero más aún cuando no tenerlas siempre a punto supone un gastro extra para la comunidad. Y no tener la toda la fontanería a punto puede provocar fugas, muchas veces ilocalizables a simple vista, que supongan un desperdicio innecesario. Realizar mantenimientos periódicos del sistema hidráulico de las zonas comunes es importante para comprobar y reparar fugas.
Limpieza comunitaria. En las comunidades, especialmente en las más grandes, se gasta muchísima agua en limpieza: pasillos, escaleras, portales, garajes… y muchos de estos espacios se limpian a diario. Para ahorrar gran cantidad de ella, una buena opción es hacerlo con agua reciclada. Es muy probable que la empresa que tenéis contratada para este fin tenga posibilidades de hacerlo.
Atención a las zonas verdes. Tener zonas verdes en la comunidad es muy importante, y no solo por estética, pues los árboles aportan sombra, la vegetación ayuda a regular la temperatura, mitigar los efectos de la contaminación… El único punto negativo es que requieren de mucha agua para su mantenimiento. Quitar las zonas ajardinadas, sobre todo si hay piscina, no es una opción, pero quizás sí podemos reducirlas y, en las que zonas que queden, debemos intentar ahorrar regando con agua reciclada, instalando riego por goteo o microaspersión en lugar de regar con manguera u optar por especies autóctonas que requieran poco riego.
Piscinas. Las piscinas contienen varios miles de litros de capacidad, y muchos de ellos se pueden ahorrar si la mantenemos llena de año en año en lugar de cambiarla cada verano. Para eso, hay que mantenerla en óptimas condiciones siempre, aunque no la usemos, con un buen sistema de depuración, de filtrado… Y mientras se usa, durante el verano, intentar no ensuciar el agua más de la cuenta con duchas, prohibir introducir objetos, limpiarla a diario de bichos y objetos, usando una lona para que no se evapore de más y no caigan objetos, reutilizar el agua cuando no quede más remedio que vaciarla, etc.
Como quinto aspecto, podemos añadir el consumo particular de cada vecino. Los administradores de fincas no pueden hacer nada en este aspecto, pero sí advertir a los vecinos sobre el uso racional de este recurso tan necesario con circulares o mails con pequeños tips para que tomen conciencia, como cambiar los baños por las duchas, revisar los grifos para que no goteen, reciclar el agua fría de la ducha, etc.